viernes, 8 de febrero de 2013

Madrugón, -5º, mucha nieve y buena caminata

Esta vez nuestra aventura tuvo lugar desde el Puerto de Navacerrada hasta Cercedilla.

Sí, Carlos, Macarena, María y el que suscribe este artículo estuvimos cerca de Siete Picos, pero en esta ocasión la niebla nos habría impedido disfrutar otra vez de unas vistas ya "muy vistas", valga la redundancia, y seguro que Carlos está de acuerdo conmigo.

Nuestro periplo comenzó temprano en la fría mañana del 2 de febrero de 2013. Una capa invisible, no sabemos si de agua o de sentimientos frívolos de espíritus errantes y solitarios, envolvía nuestras auras aunque no para abrigarnos precisamente. El frío se nos metía hasta en lo más profundo de nuestra anatomía humana, ya incluso en el breve lapso de tiempo que nos detuvimos en las cercanías de Parquesur (Leganés) improvisado a última hora como punto de encuentro.

¡Cualquiera salía a esa hora hacia un lugar más frío aún! Y sí, fuimos... Estamos un poco de la cabeza y total, el frío ya tampoco nos iba a afectar tanto a nuestra limitada capacidad neuronal.

Llegamos al Puerto de Navacerrada, donde estacionamos sin problemas, aunque ir un poco más tarde nos habría supuesto tenerlos, ya que aunque ese aparcamiento tenía todavía más de la mitad de plazas disponibles, los coches de masocas a los que no les importan las bajas temperaturas (como nosotros) llegaban en fila india para llenarlo en pocos minutos.

La sensación al salir del coche fue la de que no querer salir. Como cuando estás un día de invierno en una casa de esas antiguas en la que no hay calefacción y te cuesta salir de la cama por ese aire que sabes que se va a meter como cuchillo en la piel y del cual estás protegido por una amplia variedad de mantas. Algo así fue nuestra sensación y el pensamiento fue de si no nos habríamos vuelto locos queriendo pasar un día por la montaña con esa temperatura.

El caso es que íbamos bien abrigados, tanto física como moralmente. Para lo segundo, el café de ese establecimiento repleto de montañeros y esquiadores nos ayudó a tener más confianza en nosotros mismos antes de emprender nuestra incursión en los bosque fríos del Camino Schmidt.

Y bueno, ya vale de enrollarse, pasemos a la sección fotográfica que es lo que más interesa:



Como podéis ver en la siguiente foto, tuvimos que atravesar esta pista de esquí con algo de miedo, pues la inclinación era bastante pronunciada:




 ¿Quién dijo que los árboles no tenían mocos? Carlos quería comerse uno:










En la siguiente foto, Macarena y yo empleamos unos minutos. El resultado es bueno porque salen las ramas heladas iluminadas con el flash de la cámara con ella de fondo:






 La siguiente foto me encanta!! Refleja bien toda la nieva que pudimos disfrutar ese día:






Y aquí está la última foto de nuestra excursión, ya en el mismo Puerto de la Fuenfría, donde había un terrible viento huracanado que nos quitaron las ganas de seguir utilizando la cámara:


¿Próxima excursión? Hablamos de un Cercedilla-Segovia con cochinillo incluido.

Fue una excursión genial, gracias a todos los participantes!! Por el madrugón y el esfuerzo :)

To be continued..


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