lunes, 5 de mayo de 2014

Un día de emociones...

..Y que también rima con montones, por ejemplo... Ay, las emociones... Aly seguro que nos daría un buen máster sobre todo ello después de realizar un mega trabajo para la Universidad...
Pero el caso es que en la última ruta emociones vimos, y muchas... Y para muestra, un botón:


Sin embargo, no todo empieza ahí, en un bar del pueblo de Lozoya, sino en el famoso y cordial Hislibris Tabernae, recientemente cerrado y que nos provocó gran pena. Como siempre, nos dispusimos unos cuantos (los de la foto de arriba y un servidor que es el que toma la preciosa instantánea) a desafiar el viento helado que nos hacía presagiar que más de un contratiempo nos iba a acontecer en la ruta. Pane esta vez se portó bien y permitió que los que íbamos en el coche de Maca (que esta vez sí se lo llevó) no llegáramos con una hora de retraso. El caso es que cuando nos bajamos ya en el Puerto de Navafría, justo en el límite de las provincias de Madrid y Segovia, para plantearnos subir el pico de El Nevero, las orejas se nos empezaron a congelar de inmediato y todo hacía indicar que teníamos que darnos media vuelta y cancelar el plan. 

A todo esto Pane, que por si no os habéis dado cuenta también forma parte de los mortales, comenzó a tener frío, por lo que decidió disfrazar de no sé...algo raro...

Apenas se nota en su cara el viento que hacía, nada, jajaja....así es que ataviados con la escasa ropa de abrigo que teníamos y después de comprobar que el nivel de aceite del avión del hombre de amarillo no nos causase un mal mayor, unos osados ciclistas nos hicieron una foto para que constase en los annales del blog y así, partimos hasta el pueblo de Lozoya, de nuevo, para volver a desayunar (foto de las emociones de arriba)

















Emocionante estaba siendo sin duda nuestra pequeña aventura...algo de tristeza, frío, risas, frío, decepción, frío, mosqueo automovilístico, ¿ya he dicho frío?

Decidimos bajar a Lozoya y mientras degustamos un desayuno cargado (con palmeras de chocolate y una porción de tarta de queso), Pane tuvo la brillante idea de realizar una ruta que hizo con sus chicos de Menudos Corazones, una ruta de unos 14 km (ida y vuelta), que discurre por el Camino Natural del Valle del Lozoya. Como ya dije en una entrada anterior, Descubrimientos en Guadarrama, en cada nueva excursión algo nuevo nos embarga de...sí, eso, ¡emoción!

Nunca antes había recorrido estos parajes y desde luego que merece la pena dedicar tiempo a andar y contemplar, nada más. El camino que tomamos nace de un aparcamiento bien señalizado, casi en la entrada del pueblo, y la senda es bastante llana y ancha como para andar con tranquilidad mientras se contemplan fotos como la de la izquierda. 
Dicho camino está muy bien señalizado y discurre por el embalse de la Pinilla, muy conocido en la Comunidad de Madrid (que más tarde nos dimos cuenta que es navegable, pero no bañable).

El camino apenas nos creo trabas, pero sí nos dejo impresionantes fotos como las siguientes...




Poco a poco íbamos acumulando metros y metros, y kilómetros y kilómetros en nuestras piernas y decidimos parar en Alameda del Valle, un pueblo que contaba con otra sorpresa más, además de un ejército de vacas y toros...





En esta pradera de la izquierda decidimos parar a comer y tuvo lugar el I certamen de ensaladas campestres como bien anunciamos en nuestra página de Facebook. La verdad es que eso de ser jurado tiene su aquel porque siempre quieres contentar a todos, pero el veredicto era inapelable. Maca ofreció una ensalada de arroz bastante rica, sobre todo por su regustillo a ajo, que me encanta ,jajaja; Inés, una ensalada de remolacha, que no probé pero tenía buena pinta; Gema una ensalada de pasta con cangrejo y Pane una maxi ensalada (claro, con lo grande que es...) de pasta también pero con un toque algo especial. El resultado fue que Pane se llevó el primer concurso de ensaladas campestres y aunque Alicia y yo somos más de bocatas, al menos a mí ya me ha picado el gusanillo de cargar con un tupper repleto de hidratos de carbono bien cocinados. 

He de reconocer que  las que probé estaban todas ricas (seguro que la de Inés también lo estaba), así es que para la siguiente o bien hacemos el II certamen o pasamos a las tortillas de patata, como bien comentó Gema.

El premio de Pane fue un "masaje" que le dio Gema y que hizo las delicias de los demás que, tumbados boca arriba y tomando el sol, no dejábamos de reír (sobre todo Alicia).

El movimiento de las vacas y de algunos toros hacia donde estábamos y de la hora que era, nos hizo levantarnos y ponernos en marcha de nuevo hacia Lozoya, volviendo atrás sobre nuestros pasos. El camino, algo más pesado en sus últimos tramos, nos hizo descubrir la razón por la que el embalse de la Pinilla es navegable (varias piragüas y canoas nos dieron la razón) y justo enfrente un bar de lo más elegante y con música chill out nos dio el alto y decidimos que aquella era la mejor forma de acabar la ruta, con un buen refrigerio y, para sorpresa de varios, una gran cagarruta de pájaro que casi nos hace temblar a todos, sobre todo a Pane, que ya había pisado una moñiga reciente de vaca justo cuando nos volvíamos. 

El resto de la aventura fue de nuevo de preocupación porque el tapón del aceite del coche de Pane nos dio más de un quebradero de cabeza; el maldito no se movía ni queriendo. Un buen hombre nos dejó unos alicates y fue entonces cuando por fin se pudo echar aceite y despedirnos.

Esto no quedará así y en cuanto tengamos la oportunidad volveremos a compartir experiencias y emociones rodeados de naturaleza y, sobre todo, de grandes compañías. ¡Gracias una vez más a todos!

Os dejo abajo, como siempre, los datos guardados por Wikiloc....

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