lunes, 23 de marzo de 2015

Una "PTeña" aventura

La vida hay que tomársela con un poco más de optimismo y confianza. Al menos eso me quedó claro después de "Caminante no hay camino...". El caso es que hoy amanecía bastante nublado y con mucha previsión de lluvia. El eclipse solar del pasado viernes ya nos pronosticaba que el mal tiempo nos iba a hacer una visita. Aún así, eso no nos impidió que tuviéramos el suficiente arrojo (para los que no lo entiendan, valentía...jajaja, que luego dicen que un servidor habla con palabras raras como recovecos), y nos lanzamos en busca de una "PTeña" aventura.

Como otras veces, nuestro punto de encuentro fue el antaño lugar donde estuvo Hislibris Tabernae, y un poco más tarde de las nueve de la mañana, pusimos rumbo hacia El Escorial para alcanzar la cumbre de las Machotas, ya coronadas en varias de nuestras excursiones anteriores, pero no registrada en Wikiloc.

El camino fue rápido y sin contratiempos, a ver quién era el guapo que se atrevía a hacer una excursión un día como hoy, y en nada nos encontrábamos en el mítico lugar donde aconteció la deshonrosa cagata y fuga, lugar de peregrinaje para los amantes del café y de los tés. 

La lluvia que nos dio la bienvenida en Madrid nos dio un respiro y apenas notamos algunas gotas en nuestras cabezas alopécicas (también llamadas carvis)... bueno, más bien en la mía, porque el resto anda bastante sobrado de pelo. Como todos ya sabéis, Pane no es humano, es un extraterrestre con la fuerza de mil toros; de hecho es tan fuerte que si le pides en un bar que te cruja un par de vértebras, el tío va y te las cruje, así, sin más; y si no que se lo digan a la PTña de Bego, que empezó la caminata con menos dolor en la espalda. Pero ahí no queda la cosa, sino que el mismo extraterrestre (desde el cariño, claro), come según la estación en la que se encuentre: en invierno come por el tacto, y en verano, por la vista, comprobando siempre el nivel de sus abdominales.

Después de nuestros graciosos comentarios y nuestro café calentito, nos dirigimos con el coche hacia la Silla de Felipe II, donde aparcamos y comenzamos nuestra aventura. Poco tiempo después de andar, ya nos estábamos haciendo fotos en la Casa del Sordo, llamada así porque el susodicho habitante era incapaz de escuchar lo que se decía en El Escorial, aportación de Pane tras haberlo leído en El Escorial Times, rotativo escurialense de la época herreriana.
El camino atravesaba un precioso bosque y al comenzar a ascender, a más de una le empezó a entrar algún que otro sofoco. Tras investigar y analizar si era por la altitud (no sé si habíamos alcanzado ni siquiera los mil metros de altura), nos dimos cuenta que quizá nuestra forma física no era la adecuada; no así para Pane, que se encontraba fresco cual campo de rocío en una mañana estival.

Una vez alcanzado el collado y después de coger un poco de aire, las vistas que contemplábamos eran muy bonitas. El aire frío, los verdes paisajes y el descubrimiento de las mega antenas de la Nasa hicieron que Bego e Irene tuvieran que utilizar uno o varios kleenex para aguantar la emoción del momento. Tanto era así que la abuela trekking (Irene), bautizada así por Pane, no se separaba ni un ápice de su querido pañuelo. El camino serpenteaba por entre la segunda machota, y cuando por fin alcanzamos a ver el vértice geodésico que era nuestro objetivo final, a Bego le entraron casi los mil males. La pobre ya casi no podía aguantar más y, tras nuestros infundados ánimos, conseguimos que viera la meta como algo posible y al alcance de la mano. 
Nos pusimos en marcha, y después de asegurarnos que íbamos por buen camino como muestra la foto de Pane colocando hitos (otra cosa no sé, pero hitos colocó unos cuanto el muy extraterrestre), llegamos hasta la base de las machotas, una gran mole de piedra que nos exigiría una última prueba de habilidad y equilibrio. No nos fue demasiado complicado y por fin alcanzamos la ansiada cima:





Los fantásticos compañeros de viaje de Irene y Bego también querían salir en la foto y... ahí estaban ellos, agarrados a las naricillas de nuestas amigas. 
No duramos mucho en la cumbre porque el libro que siempre se encontraba para firmar no estaba, y hacía un viento helador. Con estas nos decidimos a bajar y a refugiarnos en unas rocas que nos deparaban unas más que espectaculares vistas del embalse de Valmayor y, al fondo, la silueta de Madrid.

Poco tiempo después empezamos a descender por el camino que habíamos tomado en la subida. La bajada fue rápida y sin contratiempos, esquivando piedras, raíces, un niño rubio perdido con cara de haber pasado hambre mucho tiempo... (al padre nos lo encontramos un poco más abajo también algo apurado el hombre). Todo esto fue posible por las suelas Vibram de Bego que son tan buenas que "vibram" para avisarte de los peligros del camino. Llegamos al coche en menos tiempo que tarda el viento en desmelenarte, a alguno no nos hace falta eso, y antes de bajar optamos por el momento selfie...

Ya de nuevo en la civilización buscamos un sitio para comer algo, y entre un bar y otro, entre unos menús y otros elegimos un sitio que no conocíamos ninguno hasta ese momento. El sitio era agradable y la comida exquisita....vamos que nos pusimos las botas entre tapa y tapa; y para rematar nos tomamos un café en una pastelería no apta para diabéticos.

El camino de vuelta fue tranquilo también... Alguna PTeña se durmió en el coche como los bebés y el gran Quique Parodi sirvió como despertador, sonando en los altavoces del coche de Pane. Aprovechamos además para conseguir las camisetas del Camino de Santiago que este año hará Menudos Corazones, y desde ya animamos tanto a Pane como a Irene que se marchan este jueves a preparar el Camino como a la gente de Menudos, grandes como ellos solos...

Y hasta aquí la aventura narrada...Seguro que se me han olvidado más de una anécdota interesante y graciosa pero un servidor anda bastante liado mentalmente con las oposiciones...Y hablando de oposiciones. Como seguro que sois tan observadores o más que yo, en la crónica hay varias palabras destacadas. Al primero que comente, escribiendo un sinónimo de cada una de ellas le invito a un par de cervezas bien frías, o a ser el narrador de la siguiente excursión.

Ahí lo dejo, junto con los datos ya guardados, por fin, en Wikiloc.

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