miércoles, 6 de noviembre de 2013

Descubrimientos en Guadarrama

Hay ocasiones en las que, a pesar de haber pateado y pateado los mismos senderos, y de subir las mismas cumbres, siempre hay cosas nuevas que descubrir y que admirar. En este fantástico grupo de senderistas que somos, algunos más que otros, ya comenzamos a llevar un cierto número de kilómetros y excursiones en nuestras piernas y espaldas. En cambio, cuando nos proponemos repetir una excursión, siempre te da la sensación de encontrarte con nuevas sorpresas.

Esta nueva aventura no iba a ser menos y, después de quedar un poquito pronto para ser un día festivo en toda España, llegamos a Cercedilla, más bien a Casa Cirilo, a eso de las nueve y cuarto. Cuál fue nuestra sorpresa (primera) cuando nos encontramos el bar cerrado justo en el momento en el que nuestro deseo era compartir un delicioso y calentito café. No pasa nada, cogemos el coche y volvemos a Cercedilla.

A todo esto, descubirmos (segunda sorpresa) que Pane es capaz de hacer una excursión con sólo media hora de sueño (es lo que tiene Halloween), y que es capaz de desayunar como un auténtico animal, siempre desde el cariño, claro :)

Terminamos nuestro café y volvimos a coger el coche para subir al aparcamiento de Casa Cirilo y chaaaaan! (tercera): ¡Estaba abierto! Debe ser que en los días de fiesta decide abrir más tarde...El caso es que a pesar de haber quedado prontito, empezamos la excursión más tarde de lo normal, pero con las mismas ganas e ilusión. 

Después de unas cuantas incertidumbres comenzamos nuestro camino, guiados en todo momento por los fantásticos mapas que dan, si los pides, en el Centro de Interpretación de Cercedilla. Nuestra ruta se encontraba señalizada con puntos rojos, así es que la primera media hora fue un auténtico juego buscar y encontrar dichas señales. Por fin Pane nos puso sobre la pista y encauzamos el camino.

En este momento, ya nos empezamos a dar cuenta de lo que se nos venía encima. Después de atravesar un bonito bosque de helechos amarillos, verdes y marrones, una interesante rampa daba al traste con nuestras ilusiones de un paseo llano y tranquilo.




El camino discurría entre el bosque y entre piedras y más piedras. En apenas media hora llegamos a una pequeña pradera y nuestra respiración ya nos estaba dando la información del esfuerzo que nuestras piernas y pulmones estaban haciendo.

Continuamos nuestra ruta dejando a la derecha el cauce de un arroyo, que por su sonido daba la impresión de llevar cierta cantidad de agua, y al poco tiempo descubrí (por cuarta vez en el día) que a veces nos da por dejar recuerdos a animales u otras personas, en forma de bolsas de desperdicios.

En todas las excursiones me han preguntado si la piel de las frutas son biodegradables. Yo siempre respondo que para mí, personalmente, son biodesagradables. Es cierto que se convierten en abono para el campo y quizá en comida para los animales, pero da un poco de asco encontrarte con este tipo de basuras, y más cuando se encuentran en una bolsa, y colgadas de un pequeño pino.


Repuestos de la subidita y de las geniales vistas que nos íbamos encontrando al levantar la vista de nuestro sendero, llegamos a la pista forestal que discurre por casi todo el Valle de la Fuenfría.




Justo al llegar a la pista forestal, giramos a la izquierda y bajamos durante un rato hasta encontrar una fuente, que a estar alturas del año bajaba con poca agua. Creo recordar haber visto esa fuente desbordada en la época invernal. En ese momento yo, al menos, descubrí (creo que es la quinta sorpresa del día, exactamente), que además de ser un experto en fisonomía humana, Pane te da muy buenos consejos nutricionales...es más, aprendí que el cacahuete es más graso que las almendras, aunque seguiré comindo cacahuetes como los elefantes.


Reanudamos la marcha después de dejar pasar a una pequeña legión de ciclistas, y continuamos nuestro camino que nacía a la derecha, un poco más adelante de la fuente. Ya casi no quedaba nada de camino hasta llegar al GR 10 (gran recorrido; marcas rojas y blancas, ¿os acordáis?), y continuamos siguiendo el camino de puntos rojos, en este tramo las marcas ya estaban menos coloridas, junto con los hitos. La subida seguía siendo escarpada y algo interesante, hasta que atravesamos un muro de piedra, que sirve para delimitar las provincias de Madrid y Segovia, y encontramos el señalado GR 10.

A partir de aquí, el sendero, muy reconocible en este sentido y lleno de piedras, ascendía hasta una loma y de ahí ya pudimos ver el punto final de nuestro objetivo: el vértice geodésico, que entre otras cosas, marca las altitudes necesarias para que ciertos ingenieros del ejército puedan realizar los mapas topográficos de la zona, o eso llegamos a intuir,

La subida nos seguía dejando impresionantes vistas del valle y, entre otras cosas, y después de muchos, pero muchos años leyendo sobre la conocida Mujer Muerta, descubrimos (ya vamos por la sexta) este peculiar conjunto de montañas.





Y por fin culminamos nuestra hazaña, coronando esta peculiar cima. Las fotos desde el vértice son más que bonitas, pero ya llevamos bastantes fotos en esta entrada, así es que he decidido no subirlas a no ser que me amenacéis para que las ponga.

El rato de la comida se hizo agradable porque justo debajo del vértice existe un vivac, una zona para dormir al raso; y fue ahí donde repusimos fuerzas...



El camino de bajada fue más sencillo de lo que pensaba, aunque sí que es verdad que el cuidado siempre hay que tenerlo cuando uno baja por un sendero colapsado de piedras y cantos rodados.

Una vez que atravesamos la pista forestal y nos adentramos en el bosque que comenzamos a subir al principio de la excursión, la última sorpresa (he contado hasta siete), fue descubrir que si vas a comprarte unas zapatillas de running, las tienes "modo pronador" o "modo supinador", dependiendo de si en tu paso o zancada pronas o supinas. Me reí en silencio, pero el debate entre Gema y Pane no tuvo desperdicio, cuando cada uno mostró sus opiniones respecto a los músculos que uno ejercita al subir y al bajar de la sierra. A mí realmente no me importa demasiado si prono, si supino, si subo con los glúteos o bajo con los gemelos. A esas alturas de la excursión lo que quería era llegar al coche, cambiarme las botas y saborear un buen café en la terraza de Casa Cirilo, a modo de recompensa por el esfuerzo; no sin antes tomar dos simpáticas fotos...




Y como siempre que acabamos las excursiones, nuestros deseos se hicieron realidad, y pudimos disfrutar de un manjar suculento de té verde, café con leche, colacao calentito y no me acuerdo de más, mientras veíamos desfilar a un sin fin de mini perros, perretes y perros (ya os contaré en otra ocasión esta peculiar diferencia que hago yo personalmente con los canes)...

Aprovecho por último para agradecer a Pane, Gema, Maca y Aly su estimable compañía, sus ganas y sus esfuerzos por completar la ruta, y sobre todo por compartir estos gratos momentos.






Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...