Una más de Siete Picos

¡Cómo no!

La excursión por excelencia se abría ante nuestros pies. Esos senderos nunca transitados y la inconmensurable atracción de lo desconocido prendió fuego en nuestros corazones de tal forma que fuimos conducidos allí sin tan siquiera acordarlo. Cuatro ávidas mentes convergieron en una y se reunieron de forma inesperada en algún ascensor de la estación de Nuevos Ministerios.

Eso sí, muy clara no debíamos tener la idea porque cada uno apareció en un ascensor y tuvimos que llamarnos unas cuantas veces y describir dónde estábamos y qué veíamos desde nuestras respectivas posiciones. Lina fue la única que pensó en la dificultad que supondría quedar en esta estación, porque otra cosa no, pero grande y liosa es un rato, tanto o más que la crisis económica actual, pero claro, aquí un supuesto guía de montaña y que suscribe este artículo, no se le ocurrió quedar en otro sitio mejor que esa estación, quizá la peor para quedar en todo Madrid.

Buf, me estoy enrollando mucho. El resumen de la excursión fue el siguiente: fuimos, vimos y vencimos. Dónde fuimos, qué vimos o a quién vencimos no lo sé. Pero vencimos, más que nada porque conseguimos llegar sanos y salvos a casa, cosa que no es fácil cuando eran siete contra cuatro. Les vencimos porque creo recordar que hasta subimos por encima de ellos y nos hicimos fotos de victoria cual cazadores posando con sus trofeos de caza.

Iba a poner fotos, pero creo que no tengo el permiso de Jaime y Lina, así que esperaré a tener su autorización firmada ante notario para subir las fotos y narrar junto a las mismas el resto de la excursión, que hasta el momento lo más destacable ha sido lo de Nuevos Ministerios.

Mientras espero luz verde, iré contando estos días los siguientes episodios de estos dos calvos en la Sierra de Madrid, aunque realmente Carlos ya lo ha hecho en su entrada sobre el año nuevo con estupendas fotos sobre la cima de Montón de Trigo.